El pueblo Elegido

Con Abraham comienza la instrucción, entre el año 1650-1850 antes del nacimiento de Jesús. Dios sabe que debe despertar e instruir al hombre poco a poco, con la mayor fineza posible. Comienzan las alianzas: Dios trata de asociarse con hombres justos, sencillos poseedores de una intuición misteriosa. A través de ellos, Dios entrega sabiduría y luz a los hombres en un trabajo universal, bueno para toda la humanidad.

Dios se reveló al pueblo de Israel como único, Creador y Señor del Universo y de la Tierra. Dios es el Autor de la vida, el Creador de la existencia de todos los seres vivientes; que impone al hombre obligaciones morales y sociales, no se deja sobornar y ama la justicia. Se compromete a ser Dios de aquel pueblo, al que toma como su posesión particular y del que exige fiel cumplimiento de sus mandamientos y leyes divinas. Los patriarcas demuestran fuerza, coraje y fe, puesto que solo pueden escuchar a Dios y aún así cumplen con lo que el Creador les pide. 

Abraham un hombre sencillo y sabio, incapaz de oponerse a Dios. Con la fe pura y sencilla de este hombre. Dios graba en la Mente Común la idea de crear un pueblo. Abraham nunca duda de lo que Dios le pide, puesto que dudar es pensar mal. Dios protege al Profeta para que pueda cumplir con una parte fundamental de su plan, y así formar un pueblo con la creencia en un Dios Único, Santo y Perfecto: “Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan”.

El gran Moisés considerado el fundador y el más grande profeta del judaísmo. El Eterno Dios le asigna la misión de sacar a los hebreos de la esclavitud egipcia y llevarlos a un nuevo país, la “Tierra  Prometida”. Al mirar estos hechos ahora con sabiduría se puede deducir que Egipto sin darse cuenta le dio la posibilidad de existir como pueblo, al ser esclavizados por más de cuatrocientos años los obligó a mantenerse unidos. Así Egipto sirve a los planes de Dios protege al pueblo y educa a Moisés, el libertador del pueblo Judío.

Egipto, a vista de la Biblia parece el enemigo del pueblo, ante los ojos de Dios es el útero que necesitaban las tribus de Israel para mantenerse y crecer unidas de modo de transformarse en un pueblo. El gran Moisés sabe lo que tiene que hacer; y lo hace. Por su parte el pueblo sabe reconocer en Moisés al hombre que habla por Dios y descubren el Espíritu de Dios en este profeta, que se caracteriza por buscar el bien de toda la humanidad. A través de su decisión de escuchar a Moisés y cumplir el anhelo de formar un pueblo para Dios. Un pueblo único que rechaza las idolatrías que los demás pueblos de la época practican y que además les trataban de imponer.

Egipto, además, educó y preparó a Moisés como un líder, como un maestro. Los conocimientos del pueblo egipcio le darán la claridad para entender el Plan del Padre y guiar a los Israelitas en torno a un pueblo, al que debe educar y enseñar a corregir su conducta y liberarse de la maldad. De lo contrario, el propio mal castigaría a sus descendientes, hasta por cuatro generaciones.

La corrupción ha sido la peor barrera que la especie humana puso a Dios, haciendo uso de su libre albedrío. El profeta debe mostrar la mala vida de los seres humanos y enseñarles a cambiar de vida, conforme a los Mandamientos de Dios. El Creador necesita y elige, hace miles de años atrás a un pueblo para que el mundo pudiera recibir los Diez Mandamientos dados a Israel, que son patrimonio de toda la humanidad desde hace más de tres mil años. El hombre debe cumplir cada uno de los diez mandamientos para vivir en armonía, al pacificar al hombre también se le fortalece, por eso insiste en respetar su alianza. El pueblo israelita  recibe todas las enseñanzas y puede retener en su memoria hasta los más insignificantes detalles, puesto que la han desarrollado durante el largo cautiverio en Egipto. A los esclavos no sólo se les exige desempeñar trabajos pesados, también tener buena memoria. Las enseñanzas se basan en tomar en cuenta a todas las personas y mirarse como hermanos, una gran familia con un destino común. El pueblo Judío tiene la misión de ser un pueblo unido y una fuerza de cambio para la humanidad. Es la puerta por donde el Creador puede enseñar a los hombres y motivarlos a cambiar de vida ajustada a su linaje.