Jesús de Nazaret y su Mandamiento

El centro de la creación es el ser humano, porque el universo se creó para el hombre y con sus propias energías, producto de la desintegración del Big-Bang. Al tener un lugar donde no les faltara nada para sobrevivir, puede mantenerse vivo en ese nuevo y diferente estado. La Tierra es un mundo azul y blanco, diminuto y frágil que flota en un océano cósmico, un lugar que debemos respetar y cuidar para mantener el don de la vida. Dios interviene antes que sus hijos se desintegren completamente y con esa misma energía perdida crea el Universo. En la creación de la Tierra,  utiliza la energía de la última etapa del proceso de desintegración, seguramente, porque estas explosiones eran más suaves y menos voluminosas que las primeras y quedaban cerca de ellos. En la Tierra abundan los detalles, cada detalle creado es una invitación a mantenerse vivo, a crecer, a pensar, a sorprenderse y a mirar más allá de lo cotidiano. El ser humano no sólo fue el motivo de toda la Creación: los astros, los planetas y la Tierra, sino también su materia prima. Así fueron creados el mar, la tierra, los animales, los peces, las aves, los árboles, las plantas, flores y frutos. Se puede concluir que al hombre lo despertó en la Tierra; puesto que, a los fundadores de la familia humana los creó Dioses.

Desde esta perspectiva resulta natural pensar y concluir que Jesús de Nazaret es un ser Dios, que por su naturaleza no puede morir y si no puede morir tampoco puede resucitar. Queda claro que, si se hubiera declarado Dios, no habría podido enseñar ni un solo día. El sabía que los hombres de su tiempo no le entenderían; sin embargo, su enseñanza permanecería siempre en el inconsciente colectivo. Las palabras de los Evangelios son claras y precisas,  Jesús declara quién es:  “Yo y mi Padre somos uno solo”, “Mi Reino no es de este mundo”,  “Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y voy al Padre”.

El Maestro establece claramente que a través de sus enseñanzas, la humanidad puede volver al Reino que un día los fundadores de la familia humana perdieron. ¿Por qué si es un Dios no se presentó a los hombres con todo su poder?  Este hecho es prueba suficiente que su interés era enseñar al hombre, ser el maestro de la humanidad para mostrar con su ejemplo lo grande que el hombre puede llegar a ser.

La promesa de una nueva instrucción. Jesús tiene claro que los hombres no lo entenderían, por eso cuando lava los pies a sus discípulos les anuncia que volverá, que enseñará nuevamente a la humanidad. En el Evangelio de Juan esta escrito que Jesús anuncia a sus discípulos que enseñará a la humanidad en el futuro a través de alguien que podrá escuchar y nos hará saber toda la verdad. Queda claro que no se presentará en forma física, sino que hablará a través de un ser humano que lo oirá. En consecuencia, para comprender la promesa de la segunda venida de Jesús se debe saber que primero hablará a través de un profeta, antes de venir. Deja establecido que retorna al Reino desde donde él vino. Un profeta es un ser humano que tiene la capacidad de escuchar a “Dios” a objeto de transmitir sus enseñanzas. Esta capacidad de escuchar se la otorgan los propios hombres, con los anhelos y esperanzas de muchos seres humanos. Esa energía se acrisola en el Profeta. La mayoría de los profetas aparecen en el Antiguo Testamento y en tiempos de Jesús. Se puede inferir que así como la humanidad se ha desarrollado en las ciencias, las comunicaciones y otras áreas del conocimiento, es sensato pensar que un profeta contemporáneo podría perfeccionar su capacidad de escuchar; en consecuencia, a partir de este hecho podrá transmitir ahora con mayor fidelidad sus enseñanzas y entregar mayores detalles.  “Estad preparados, porque a la hora que no penséis, el hijo del hombre vendrá”. (Lc.12.40)

Su mandamiento y la Ley.- Jesús declara:“No crean ustedes que yo he venido a poner fin a la Ley ni a las enseñanzas de los Profetas. No  he venido a ponerles fin, sino a darles su verdadero significado. Pues les aseguro que mientras exista el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni una coma, ni una letra, hasta que suceda todo lo que tiene que suceder” (Mateo 5, 17-18). Jesús pregunta a José de Arimatea ¿Cuál es el gran mandamiento en la Ley?, éste responde: “Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tus fuerzas” (Mt.22.37) Jesús le responde, dices bien este es el primero y el gran mandamiento y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt.22.39), y agrega:   “De  estos  dos  mandamientos  depende  toda  la  ley  y  los  Profetas”. Luego afirma, un mandamiento nuevo os doy; “Amaos unos a otros; como yo los he Amado”. Puede parecer un mandamiento pagano puesto que no nombra a Dios; sin embargo, es el fundamento de la propia Ley.

Finalmente con la partida de Jesús la humanidad cayó en una mayor espiral de violencia y maldad, elige seguir su propio camino lejos de Dios de su enseñanza y de su Ley. No le da valor al Mandamiento de Jesús, aún cuando este es la culminación de toda su enseñanza.